La mayoría de los padres ignora las nefastas consecuencias de un “divorcio o separación difícil” en el desarrollo psicosocial del niño e incluso en sus futuras relaciones de pareja.
La pareja no protege a sus hijos del choque producido por el conflicto y por la desorganización y posterior reorganización de la vida familiar.
Contradictorio a las consecuencias de la separación difícil, el psicólogo terapeuta, Daniel MacLean, dice que la ruptura “amigable” de la pareja puede ser favorable para los hijos si la convivencia no es buena, porque se exponen a situaciones más traumáticas que el divorcio.
La experiencia clínica y la investigación confirman que no es el agudo trauma de la separación la causa del desarrollo de reacciones psicológicas negativas de los hijos, pero sí la exposición por un período de tiempo a un entorno perjudicial.
Entre los diversos factores que convierten al entorno en algo dañino para los hijos son los conflictos de lealtad y la parcialización.
Frente a la separación, los hijos pueden encontrarse en una situación donde la lealtad se pone a prueba constantemente.
CELOS ENTRE PAPÁ Y MAMÁ El niño puede sentirse culpable por pasarlo mejor con su padre los días de salida, que con su madre en la casa. En estos casos, la madre puede ayudarlo haciéndole ver que eso puede ocurrir porque no lo hace todos los días, y el padre puede ayudarlo al vivenciar experiencias más realistas.
Otra situación productora de conflictos de lealtad en un niño es cuando uno de los padres le da mensajes negativos sobre el ausente o preguntarle a quién quiere más o con quién quiere estar.
A menos que el hijo sea suficientemente asertivo como para decir "no me involucres" se pondrá de parte de uno de ellos. Así pierde autorrespeto y vive una ansiedad crónica ante el temor permanente de perder a sus padres.
Según MacLean, los conflictos dañinos que vive el hijo dentro el matrimonio los puede reproducir con su pareja.
“El éxito del matrimonio depende de los problemas resueltos de la vida pasada. Si uno de los dos está frustrado o tuvo conflictos de lealtad con sus padres, va a reproducir lo mismo con su pareja”.
6 de cada diez parejas se separan
Según la Fundación Universidad para la Familia, en Bolivia del 100 por ciento de los matrimonios, el 60 por ciento termina en divorcio legal, mientras que del 100 por ciento de los matrimonios de hijos de padres divorciados, el 72 por ciento termina en una ruptura.
En los siete juzgados de Familia y en el Juzgado Tercero de Partido de Familia de la Corte de Justicia de Cochabamba, el 2010 se atendió 924 demandas de divorcio.
Divorcio y el riesgo de parentalización
La parentalización se refiere a la inversión de roles mediante la cual el hijo asume responsabilidades pertenecientes a los adultos. Si bien es probable que ante la ausencia de uno de sus padres el niño deba asumir nuevas responsabilidades, debe ser en grado razonable. El comentario “tú eres ahora el hombre o mujer de la casa” no es bueno para los hijos.
Otra forma es usar a sucesores como mensajeros negativos o rehenes.
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