Una de las canciones infantiles muy antiguas y que siempre recordamos es aquella que dice: “Campanero, campanero ¿dónde estás, dónde estás? Toca la campana, toca la campana, ding, dong, dang, ding, dong, dang. Ahora, utilice la misma melodía para cantar a su niño o niña la siguiente letra: “Los alimentos, los alimentos, ¡que ricos son, que ricos son! Tienen vitaminas, también proteínas para crecer, robusto y sano y no quedarse pequeño”. Cuando su niño o niña no quiera comer, cántele esta canción, pero haga mímicas moviendo los brazos, mostrando los músculos y hágase el alto para demostrar que está creciendo, muéstrele un muñeco o peluche pequeño y señale o muéstrele un animal o figura grande de algún muñeco, animal, etc.
Otra motivación para inducir a comer a su niño es alternando la cuchara; una para mi, otra para ti, una para mi otra para ti, etc. Procure no obligar demasiado a su niño, porque ellos reclaman el alimento solo cuando tienen hambre. Siempre busque formas para hacer comer a su hijo. Tenga a mano títeres de animales, muñecos, payasitos y practique la ventriloquía. Los niños son muy fantasiosos, tratarán de seguir el ejemplo. Recuerde que los niños, muchas cosas aprenden por imitación. Acostumbre a sus niños a tener buenos hábitos en la alimentación. Sus pequeñuelos necesitan comprender que comen para vivir y que no viven para comer. Los hábitos en la alimentación empiezan desde el seno materno y cuando aún están en los brazos de la madre. Los alimentos se les deben dar a intervalos regulares y conforme van creciendo darles con menos frecuencia, de esta manera no solo tendrán buena salud sino que echaran profundas raíces de buenos hábitos.
Cuando su niño ya empieza a hablar o expresarse, usted puede hablarle respecto al valor alimenticio de los alimentos, decirle por ejemplo: ¡Toma tu leche porque tiene mucho calcio para tener dientes fuertes y huesos sanos! ¡Este jugo de mandarinas tiene vitamina “c” para que no te resfríes y siempre estés sanito o sanita! Cuando prepare un licuado de manzanas con yogur o algún otro preparado, dígale que la manzana tiene mucho fósforo que necesita nuestro cerebro y siempre anime a sus hijos y diga: ¡Quien termine primero será el campeón! Conozco a algunos padres y madres que ofrecen dinero para que coman sus niños. ¡Si terminas te pago un peso! No es buena esta técnica, porque los niños se vuelven caprichosos e interesados.
Cuando ya van al Kinder o están en la escuela, hay que educarlos con el mayor cuidado controlando sus gustos y apetitos. Existen niños que hacen su berrinche cuando no logran su objetivo, porque quieren caramelos, chocolates, chicles, etc. Para ellos hay que tener otros métodos y el mejor es cambiar la atención. Mostrarles objetos, personas, niños, juguetes o algo que pueda llamarle la atención y si lo hace con buen tino, en un instante el niño olvidará su capricho.
Muchas veces se les permite a los niños comer lo que quieren, cuanto quieren y cuando quieren sin respetar ni tener en cuenta las normas que rigen para una vida sana. De esta educación solo tendremos como resultado niños glotones, propensos a la obesidad y sobrepeso, con problemas cardiovasculares y como resultado final vienen las enfermedades y luego en el tratamiento con las drogas y medicamentos pueden empeorar la situación. No olvidemos que el hígado es el órgano que más sufre cuando se ingiere mucho medicamento.
Hay que observar cuidadosamente la regularidad entre comida y comida. No se le debe dar al niño permanentemente comidas, pasteles, manjares y otros; esta mescolanza provocará una indigestión y observe el mal humor cuando se sienta a la mesa. Se siente cansado, sin ganas de comer, frunce la nariz, demuestra inapetencia por los alimentos, etc.
Procure criar a sus niños con la leche materna y evitará que sus hijos crezcan raquíticos, débiles y enfermizos. El consumo de los alimentos de la primera fuente directa que es la naturaleza nos proveerá los nutrientes vitaminados y suficientes para el crecimiento y fortalecimiento de músculos y huesos sanos. Alimentos, como los enlatados, encurtidos, pipocas y papas fritas con exagerada cantidad de sal y otros preparados químicamente con una serie de edulcorantes, colorantes y conservantes artificiales. Se debe considerar la calidad de alimentos que ingerimos; debe existir un equilibrio en el consumo de la cantidad de vitaminas, proteínas, sales minerales, carbohidratos y grasas, a este último se sugiere el consumo de aceites vegetales y no de animales que contienen elevada cantidad de colesterol que provocará problemas cardiovasculares y otras enfermedades.
Por tales razones las madres deben valorar que una alimentación natural y verdadera resolverá los problemas de debilidad general y malestar general. Los niños que reciben la leche materna, de madres bien alimentadas, conforme a las leyes de la salud, se criarán sanos, fuertes, alegres y robustos. Recuerde: ¡Prevenir es mejor que curar!
Lic. Samuel Mamani Maquera
Prof. Ciencias Naturales
Telfs. 2494692 - 79136916
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Movimiento de Reforma. Av. Quintanilla Suazo 527 Reuniones, todos los sábados.
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