martes, 14 de junio de 2011

La crisis de los 40 años

Llegar a los cuarenta años, para algunas personas supone cambios de personalidad que van acompañados de crisis; esta etapa suele coincidir con aquella en que el individuo comienza a cuestionarse el curso de la existencia que ha llevado.

De acuerdo a la literatura consultada y la experiencia del médico psiquiatra y sexólogo clínico Armando Flores Cabrera, los síntomas y signos más frecuentes de la crisis de la mediana edad son depresión, trastornos de la identidad personal y social, trastornos hipocondríacos, problemas conyugales y trastornos sexuales.

Según Flores Colombino, las personas que sufren crisis de la mediana edad acostumbran a comportarse de una forma rara, como si hubieran vuelto a la adolescencia o juventud; pueden estar irritables, inquietas y no saben lo que quieren.

“Los varones se sienten más jóvenes y buscan aventuras; las mujeres mienten su edad, recurren a las cirugías plásticas y, en ocasiones, se hacen amigas de sus hijas”, refiere Flores.

Las crisis de los cuarenta, que no todos la sufren, aparece de manera brusca o gradual, se resuelve de formas normales o patológicas, dramáticas, cómicas o trágicas.

SOLUCIÓN. Según el psiquiatra, la solución a la crisis es natural, pero hay quienes necesitan terapias, incluso en pareja o con la familia.

“Cuando la crisis afecta a la pareja o la familia es bueno cambiar de residencia (vacaciones), hábitos y rutina, establecer nuevos roles con la familia y la sociedad, encontrar un incentivo”, explica.

3 de cada diez parejas tienen problemas

Las riñas conyugales suelen tener como tema el aburrimiento, la falta de diálogo, la baja frecuencia sexual, la revelación de aventuras sexuales, los conflictos postergados cuando estaban presentes los hijos que actuaban como catalizadores. Suele ocurrir una búsqueda de parejas más jóvenes, pero en casos severos. La mayoría de las parejas suele solucionar el problema con una segunda luna de miel y planificación de otros roles.
Las crisis de la mediana edad

Entre las conductas extravagantes de los varones en plena crisis se destacan los cambios en la manera de vestir. Los conservadores se compran motos, y todos los artefactos anexos, hasta se hacen motoqueros.

Las crisis en la mujer se manifiestan a través de la belleza y feminismo; creen sentirse liberadas de las responsabilidades del hogar, el esposo y los hijos para hacer lo que desearon siempre.

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